Algunos de los beneficios que puede aportar el rocódromo a los niños son:
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Alta carga propioceptiva: este es el más importante desde el punto de vista de la Integración Sensorial. Escalar
en un rocódromo es de las actividades que más ayuda a trabajar la propiocepción, ya que lleva implícito levantar el peso del propio cuerpo. Así, la conciencia corporal se trabaja
constantemente, y en el cerebro aparecen imágenes de todas las posiciones de sus músculos en cada momento del ejercicio.
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Coordinación bilateral: mejora la calidad del gateo y el control de la marcha favoreciendo el correcto balanceo de los brazos y del cuerpo al caminar.
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Anticipación e intuición de movimientos: ya que se requiere un trabajo de proyección antes de cada gesto al escalar.
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Desarrollo de la lateralidad: sabemos que los niños con retraso en el desarrollo tardan un poquito más en definir el predominio de su miembro dominante. Escalar en un
rocódromo puede ayudarles a completar este hito en el desarrollo de manera mucho más rápida.
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Planificación del movimiento: ayuda a la planificación motora porque exige pensar de manera consciente cuál va a ser el siguiente paso.
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Coordinación: la escalada favorece la coordinación de los movimientos de todo el cuerpo, ya que requiere el trabajo de las cuatro grandes extremidades de manera simultánea.
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Aprendizaje y memoria motriz: cada vez que te caes, hay que levantarse y evitar cometer los mismos errores. De esta manera el cerebro aprende, va haciendo adaptaciones,
perfeccionando la técnica y afianzando los movimientos.
Una vez más, se demuestra que con una actividad sencilla y divertida como es la escalada en un rocódromo podemos potenciar el desarrollo de nuestros pequeños ganando terreno a las dificultades a
las que se enfrentan a diario.
Ester Tudela, Terapeuta Ocupacional